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Ex aequo

versão impressa ISSN 0874-5560

Ex aequo  no.48 Lisboa dez. 2023

https://doi.org/10.22355/exaequo.2023.48.14 

Recensões

Del uxoricidio al feminicidio. Reseña de El retrato de casada, de Maggie O’Farrell. Traducción de Concha Cardeñoso. Madrid: Libros del Asteroide, 2023, 390 pp.

*Universidad Jaume I, 12006 Castelló de Plana, Castelló, España mercedes.alcaniz@uji.es

Del uxoricidio al feminicidio. Reseña de El retrato de casada. O’Farrell, Maggie. Cardeñoso, Concha. Madrid: Libros del Asteroide, 2023. 390 ppp.


La violencia contra las mujeres ha irrumpido en recientes polémicas políticas y mediáticas españolas debido al negacionismo mostrado por el partido político de ultraderecha Vox al no reconocer su existencia. Ante dicho negacionismo, que considera la violencia de género, y el caso extremo del feminicidio, como cualquier otro tipo de violencia acometida contra las personas, el libro de Maggie O’Farrell corrobora la indefensión experimentada por las mujeres en la época del Renacimiento (Farge y Zemon Davis 1994).

El retrato de casada es una novela biográfica centrada en Lucrecia de Médici, duquesa de Ferrara por su matrimonio con Alfonso de l’Este, y fallecida al año de contraer matrimonio, oficialmente de tuberculosis, pero extraoficialmente asesinada por su marido, tal y como se narra en el poema de Robert Browning “My Last Duchess” (1842). Ese poema inspiró a O’Farrell a investigar el uxoricidio de la duquesa fallecida, denominación que se daba al asesinato de la mujer por parte de su esposo, y que tal como expresa la autora en el capítulo final del libro, afectó a más mujeres en dicha época. El término proviene del latín uxor (esposa) y cida (matar). Se trataba de un crimen que, dado el contexto patriarcal de la época, no originaba investigación ninguna, quedando, pues, impune.

Maggie O´Farrell (n. 1972), es una novelista norirlandesa afincada en Edimburgo. Ha escrito numerosos libros y ganado diversos premios entre los que destaca el Premio Somerset Maugham en 2005 por su libro The Distance Between Us. Su última novela, Hamnet (2020), ganó el Women’s Prize Fiction y el premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros. En El retrato de casada, su última obra y que se reseña a continuación, la traducción al castellano ha sido realizada por Concha Cardeñoso.

La acción del libro transcurre entre los años 1544 y 1561, años de nacimiento y fallecimiento de Lucrecia. Si bien el contexto histórico es el renacimiento italiano, la autora no trata los acontecimientos acaecidos en la época, los relata de manera tangencial nombrando a los Medici, el papado, el ducado de Ferrara, el conflicto religioso entre protestantes y católicos y el virreinato español en Nápoles. La trama narrada se centra en la vida cotidiana de la clase noble italiana, realizada en sus palacios, castillos o residencias campestres. La nobleza es la protagonista, pero no obvia la descripción y presencia de la servidumbre, criadas y criados, doncellas, asistentes, soldados, etc. Frente a estas dos clases tan perfiladas se sitúan los pintores de la corte y el médico que quedan fuera de la estructura central de la corte de los ducados.

El libro consta de veinte capítulos y la acción transcurre en cuatro ubicaciones que no tienen una linealidad temporal, sino que se intercalan espacial y temporalmente el palacio de los Médici en Florencia (el palazzo), la casa de campo de Alfonso Duque de Ferrara (la delizia), el castillo de Ferrara, residencia de los Duques (el castello), y la fortaleza, propiedad del Duque (la fortezza). Este último lugar es el que más presencia tiene - diez de los veinte capítulos desarrollan su acción en la fortezza. Es aquí donde se inicia y finaliza la obra, trasfiriendo al lector o lectora sensaciones negativas, apoyadas con una descripción en tonos grises, oscuros, que transmiten angustia y desolación, la intuición de pavor debido a una situación límite. Por el contrario, los capítulos dedicados a la estancia en la delizia comunican optimismo, felicidad y libertad, describiendo de manera colorida la estación primaveral.

Si el primer capítulo parece prever un final ya cantado, el capítulo final es sorpresivo e inesperado. Esperanzador desde mi punto de vista, sin poder extenderme por no proporcionar más información al lector o lectora, que sin duda alguna me agradecerá posteriormente.

El carácter o personalidad de Lucrecia, quinta hija de Cosimo de Medici y de Eleonora Álvarez de Toledo, hija del virrey español de Nápoles, se expone desde su concepción. Es una niña distinta a sus hermanos, a la que separan de ellos trasladándola a la cocina, con su balia, ama de leche, y otras personas de la servidumbre. Su madre achaca estas rarezas a que en el momento de la concepción “ella fija la mirada en los mapas de la pared de enfrente, que contemplan países, imperios, constelaciones celestes, mares ignotos, islas reales, montañas y tormentas” (p. 21). Posteriormente piensa que tenía que haberse concentrado en su deber marital, tal y como ordena la iglesia y los médicos, autoridades en dicha época, y no haberse distraído con otras visiones y pensamientos.

A lo largo de la trama del libro se relatan manifestaciones de su considerada “rareza”, de las cuales personalmente resaltaría dos porque considero que transgreden la construcción de género adjudicada a las mujeres en dicha época: su vocación de pintora y su escaso interés por casarse. En la línea de Nathalie Ginzburg, Annie Ernaux o Tove Ditlevsen, como escritoras, Lucrecia tiene una vocación propia y es consciente de ella. Desde niña su principal afición es pintar, con gran sorpresa por parte de los maestros y familiares, y lo continuará haciendo cuando contrae matrimonio para sorpresa de todos. Su producción es notoria y a lo largo de todo el texto se desarrolla de manera paralela a la acción. “Solo sabe que sentarse ahí, delante de la arqueta, con su tinta, su carboncillo, su cortaplumas, el papel y los pinceles le da una paz que no encuentra en ninguna otra parte” (p. 283).

La negativa a contraer matrimonio como destino ineludible se evidencia cuando, decidida, habla con su padre comunicándole que no se quiere casar e incluso piensa en escribir al duque para comunicárselo. Sus deseos no pueden cumplirse en absoluto porque en ese momento las mujeres no decidían sobre su propia vida, sino que lo hacían primero los padres y luego los maridos. Así le dice su padre: “Te casarás con el duque de Ferrara. Ya está decidido” (p. 60).

No hay que olvidar que en esa época el matrimonio de las mujeres era el objetivo primordial de sus vidas.

El matrimonio no sólo se veía como el destino natural de una mujer, sino también como un agente distinto de metamorfosis, que transformaba a la mujer en cuestión en un ser social y económicamente diferente, en tanto parte de una nueva casa […]. El papel de su marido era el de proporcionar protección y sostén […] el papel de la mujer era el de compañera y madre. (Farge y Zemon Davis 1994, 44)

Pero Lucrecia no tenía este objetivo entre sus prioridades.

Alfonso, joven duque de Ferrara por el fallecimiento de su padre, parece inicialmente un hombre amable y delicado, tal y como se manifiesta en la noche de bodas, pero a medida que transcurre la narración su carácter va cambiando, evidenciándose su autoritarismo: “Te he dicho que cierres la ventana, y cuando te digo que hagas una cosa espero que la hagas. Sin demora. Sin vacilación. ¿Entendido?” (p. 250). “Eres mi mujer y huelga recordarte que tu primera y principal obligación siempre soy yo. Nadie más […]. Soy tu marido y también tu protector” (p.316). Su comportamiento autoritario, patriarcal diríamos actualmente, se evidencia también con su hermana Elisabeta, a quien no deja relacionarse con un hombre de menor rango social que ella, llegando a matarlo delante de ella y posteriormente exiliándola a Roma a vivir con su hermano cardenal.

Otros protagonistas son la familia de Lucrecia, con presencia en el capítulo del palazzo, y las hermanas de Alfonso, que están en el castello bajo su protección. Mención especial merece Emilia, que representa la antítesis de Lucrecia. Emilia es la doncella que le asignó su padre cuando contrajo matrimonio con el Duque. Además, son hermanas de leche ya que su madre fue la balia de Lucrecia. Se conocen desde niñas, ambas vivieron siempre en el palazzo, pero si bien Emilia conoce todo sobre Lucrecia, por el contrario, Emilia ha sido invisible para Lucrecia hasta que intimidan en la nueva vida de la duquesa, convirtiéndose en su confidente y única persona en la que confía.

A lo largo de la narración, se referencian alusiones sobre el orden de sexo-género existente en la época. La situación de las mujeres nobles en el Renacimiento (Farge y Zemon Davis 1994) era de total dependencia del padre y del marido. Su destino, trazado desde su nacimiento, era el matrimonio y la maternidad, no había otra opción. Sus vidas eran una mercancía a disposición de los hombres de la familia (Rubin 1986). Servían de intercambio entre familias poderosas para establecer relaciones y alianzas y para dar continuidad al linaje, tal y como le va a suceder -negativamente - a Lucrecia. La particularidad de la protagonista es que es consciente de ello. “Pero sabe, que si no hubiera sido Alfonso hubiese sido cualquier otro […] su padre le habría buscado una pareja conveniente porque, al fin y al cabo, para eso la habían educado, para el matrimonio, como un eslabón más de su cadena de poder, para que tuviera herederos para hombres como Alfonso” (p. 256). La consciencia de que hay algo en ella que jamás se doblegará la expresa en su reflexión: “Si quiere sobrevivir a este matrimonio tiene que poner a buen recaudo esa parte de sí misma” (p. 257).

Las mujeres nobles de la época tenían una vida sin vida propia, a disposición de la voluntad e interés de los varones de la familia: “Jamás le habían permitido pasear a gusto en ninguna parte, sus padres creían que las niñas tenían que estar siempre bajo una estricta vigilancia y en unas habitaciones determinadas hasta el día de su boda, que había que controlarlas en todo momento y no dejarlas solas nunca” (p. 167).

Se las socializaba para servir, obedecer y vivir para el marido. Sin duda alguna eran las otras (Beauvoir 2000). Los consejos proporcionados por su madre le indicaban con claridad cómo tenía que ser su comportamiento: “Cuando Alfonso hable préstale siempre atención, sé siempre piadosa y obediente, ten cuidado con las amistades que cultivas […] que se levantara y sonriera cada vez que Alfonso entrara en su habitación” (p. 140). Dicho proceso de socialización incluía también la entrega de su cuerpo, alusión mencionada tanto por su madre - “darle acceso a su cuerpo sin ponerle trabas es un precio pequeño a cambio de las muchas libertades y poderes de los que goza” (p. 20) - como por Lucrecia - “En la delizia no tiene obligaciones durante el día, pero por la noche se le exige mucho. Tiene que darse, tiene que rendirse, tiene que entregarse a otra persona, darle acceso y paso cada noche” (p. 305). Sabe que tiene obligación de engendrar, de quedarse embarazada y darle un heredero a Alfonso para que continúe su linaje.

Afortunadamente muchos de los comportamientos señalados ya no existen en la sociedad europea actual, a pesar de permanecer conductas violentas contra las mujeres que se manifiestan de manera física, psicológica, sexual y económica (Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género 2020), aspectos, todos ellos, reflejados en el argumento del libro. Ahora bien, hay todavía muchos lugares en el mundo en los que perduran, pese a los esfuerzos internacionales por abolirlos. Pongamos como ejemplo los siguientes tipos de violencia: los matrimonios concertados de menores por parte de las familias, los crímenes de honor, la violencia de género y contra las mujeres de los maridos o exmaridos, el divorcio o repudio por causa de infertilidad de la esposa, sin cotejar si es el marido el infértil, encerrarlas en sus habitaciones sin dejarlas salir, el control psicológico y económico diario….

La lectura de El retrato de casada nos recuerda que no debemos de olvidar la historia de opresión de las mujeres ni las situaciones de violencia que se han vivido a lo largo de la historia y que no podemos relajarnos ni cejar en seguir luchando para ponerles fin y que no vuelvan tiempos oscuros de nuevo.

Referencias bibliográficas

Beauvoir, Simone. 2000. El segundo sexo. Traducción de Alicia Martorell. Madrid. Cátedra. [ Links ]

Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. 2020. Macroencuesta de violencia contra la mujer 2019. Madrid: Ministerio de Igualdad. [ Links ]

Farge, Arlette, y Natalie Zemon Davis. 1994. Historia de las mujeres III. Del Renacimiento a la Edad Moderna. Barcelona: Círculo de Lectores. [ Links ]

O’Farrell, Maggie. 2023. El retrato de casada. Traducción de Concha Cardeñoso. Barcelona: Libros del Asteroide. [ Links ]

Rubin, Gayle. 1986. “El trafico de mujeres: notas sobre la ‘economía política’ del sexo.” Nueva Antropología VIII(30): 95-145. [ Links ]

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