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Ex aequo

versão impressa ISSN 0874-5560

Ex aequo  no.48 Lisboa dez. 2023

https://doi.org/10.22355/exaequo.2023.48.03 

Dossier

Busca, busca, perrita: comunidades digitales misóginas de difusión de imágenes sexuales sin consentimiento

Pesquisa, pesquisa, vadia: comunidades digitais misóginas que divulgam imagens sexuais sem consentimento

Search, search, bitch: Misogynist digital communities disseminating sexual images without consent

Jacinto G. Lorca*  , Conceptualización, análisis formal, investigación, metodología, validación, redacción - borrador original, redacción - revisión y edición
http://orcid.org/0000-0003-4465-7867

Elisa García-Mingo**  , Conceptualización, análisis formal, investigación, metodología, supervisión, validación, redacción - borrador original, redacción - revisión y edición
http://orcid.org/0000-0001-8448-1849

*Universidad Complutense de Madrid (UCM), 28223 Pozuelo de Alarcón, Madrid, España. Dirección postal: Campus de Somosaguas, s/n, 28223 Pozuelo de Alarcón, Madrid, España. Correo electrónico: jacingut@ucm.es

**Universidad Complutense de Madrid (UCM), 28223 Pozuelo de Alarcón, Madrid, España. Dirección postal: Campus de Somosaguas, s/n, 28223 Pozuelo de Alarcón, Madrid, España. Correo electrónico: elisgarc@ucm.es


Resumen

Hispasexy es un tablón de imágenes donde se comparten imágenes sexuales de mujeres - robadas, filtradas, o creadas con Inteligencia Artificial - sin su consentimiento en España. En este trabajo, concebimos Hispasexy como una comunidad masculina digital que, gracias a la misoginia colaborativa, perpetra una forma poco explorada de violencia sexual: la creación de archivos de nudes violentos. Los datos de nuestra investigación han sido producidos combinando una etnografía digital con entrevistas a expertas. Los resultados muestran que las affordances generizadas de Hispasexy facilitan y promueven la perpetración de estas prácticas violentas. En último lugar, discutimos la apropiación que hacen los perpetradores de las fotografías sustraídas.

Palabras clave: Cultura de la violación; masculinidades; abuso sexual basado en imágenes; cultura de la humillación; manosfera

Resumo

Hispasexy é um painel de imagens onde imagens sexuais de mulheres - roubadas, filtradas ou criadas com Inteligência Artificial - são compartilhadas sem o seu consentimento em Espanha. Neste trabalho, concebemos a Hispasexy como uma comunidade masculina digital que, graças à misoginia colaborativa, perpetra uma forma pouco explorada de violência sexual: a criação de arquivos violentos de nudez. Os dados de nossa pesquisa foram produzidos combinando uma etnografia digital com entrevistas com especialistas. Os resultados mostram que as affordances de género da Hispasexy facilitam e promovem a perpetração dessas práticas violentas. Por fim, discutimos a apropriação que os perpetradores fazem das fotografias roubadas.

Palavras-chave: Cultura da violação; masculinidades; abuso sexual baseado na imagem; cultura da humilhação; manosfera

Abstract

Hispasexy is an image board where sexual images of women - stolen, filtered, or created with Artificial Intelligence - are shared without their consent in Spain. In this work, we conceive Hispasexy as a digital masculine community that, thanks to collaborative misogyny, perpetrates a little-explored form of sexual violence: the creation of violent nude files. The data was produced by combining a digital ethnography with interviews with experts. The results show that Hispasexy's gendered affordances facilitate and promote the perpetration of these violent practices. Lastly, we discuss the appropriation that the perpetrators make of the stolen photographs.

Keywords: Rape culture; masculinities; image-based sexual abuse; humiliation culture; manosphere

Introducción: Hispasexy, una comunidad de la manosfera dedicada al sexpreading

Desde su inicio y como consecuencia de su rápida difusión, Internet ha exacerbado todas las violencias (Pritchard y Tandon 2015) y ha dado lugar a formas emergentes de violencia sexual. En esta investigación estudiamos una comunidad digital misógina que perpetra violencia sexual facilitada por la tecnología (Henry y Powell 2015; Powell 2015), concepto paraguas que incluye diversas formas de violencia sexual que suceden en entornos digitales, tales como: fotografías y videos de violación, sexhumillación, sexting abusivo, cosificación sexual o ciberacoso sexual.

Durante las últimas décadas, se ha realizado un esfuerzo por comprender este fenómeno emergente, incluyendo estudios sobre el sexting y el sexting abusivo (Ringrose et al. 2012; Drouin, Ross y Tobin 2015), la (mal) llamada pornovenganza (Citron y Franks 2014; Burns 2015), el abuso en el mundo del dating online (Reed, Tolman & Ward 2016), el ciberacoso relacionado con la violencia de pareja (Woodlock 2017), el ciberacoso sexual (Chawki y El Shazli 2013; Ehman y Gross 2019) y los deepfakes con fines pornográficos, como los deepnudes (Delfino 2019). En nuestra investigación documentamos el caso español de Hispasexy, a saber, una comunidad online misógina que es clave para entender la importancia que tiene la manosfera no solo en la banalización de la violencia sexual, sino en su organización y perpetración.

Hispasexy se creó en 2012 dentro de Hispachan, un tablón de imágenes que seguía la filosofía de otros foros similares angloparlantes, como 4chan, pero adaptados al contexto sociocultural hispano. Aunque era un sitio muy popular entre la comunidad hacker de habla hispana, en 2022 se anunció su cierre. Desde entonces, Hispasexy, un tablón cuyos usuarios utilizan para exponer y compartir desnudos de mujeres sin su consentimiento, continúa existiendo de forma independiente. Según las estadísticas que ofrece la web, cada día acceden a Hispasexy más de 40.000 usuarios únicos. Esta cifra, junto al más del millón de publicaciones acumuladas en la web, da cuenta de la magnitud del fenómeno estudiado. Otras plataformas similares son Nido.org en Chile y cuentas de Telegram utilizadas con los mismos fines en Cuba, Azerbaiyán, Rusia, Brasil, Kenia o Malasia. El objetivo de este trabajo es, por tanto, contribuir al conocimiento académico global que se ha desarrollado para discutir casos similares en todo el mundo, como el caso Steubenville en los EE. UU. (Fairbairn y Spencer 2018), el DVD Warrebee en Australia (Powell y Henry 2017) y “La Bibbia” en Italia (Semenzin y Bainotti 2020). De esta manera, buscamos problematizar las prácticas sociales de obtener, compartir y archivar desnudos así como comprender la misoginia colaborativa de Hispasexy, para lo cual hemos conducido un trabajo etnográfico que nos ha permitido conceptualizar esta plataforma como un archivo efímero donde se produce una cultura masculina digital diferenciada a partir de una violencia sexual banal cometida contra las mujeres.

Conocimiento teórico sobre la difusión de imágenes sin consentimiento

Diversos/as autores/as han reflexionado sobre el papel de los espacios digitales en los que la perpetuación y legitimación de la violencia sexual adquiere nuevas cualidades (Dodge 2016), en lo que se ha venido conociendo como la digitalización del mal (Butler 2007). Algunos de los debates que exploramos a continuación, así como la discusión académica previa sobre la cultura del acoso o la mirada del victimario nos ha permitido teorizar sobre los nudes violentos.

Los nudes en una cultura digital sexista

La práctica social consistente en enviar mensajes sexualmente sugerentes, ya sea utilizando lenguaje explícito y/o fotos y videos de desnudos y casi desnudos, se conoce como sexting (Delevi y Weisskirch 2013). El sexting ha sido objeto de un apasionante debate sociológico (Paasonen, Light y Jarrett 2019), ya que estos artefactos visuales digitales “desafían la visión moderna de la sexualidad y el cuerpo como los dominios privados últimos y dan pistas sobre una transformación en curso del concepto de intimidad” (Lasén y Gómez-Cruz 2009, 206). Si bien nos alineamos con la idea de que el sexting y la desnudez digital son prácticas sexuales contemporáneas que se realizan con fines románticos, lúdicos y de experimentación sexual, nos preocupa el denominado “sexting agravado”, es decir, la distribución de desnudos con fines de coerción, chantaje, gratificación sexual y búsqueda de estatus social (UKCCIS 2016).

Esta práctica también ha sido denominada “pornovenganza”, pero no deja de simplificar un amplio abanico de prácticas y motivaciones muy diversas que van más allá de la filtración de contenido íntimo por parte de una expareja, como ocurre en el caso de los agresores sexuales que graban las agresiones, estafadores que extorsionan o hackers que acceden a cuentas de forma fraudulenta (Hearn y Hall 2019). Así, la expresión “pornovenganza” es reduccionista y sugiere “que los perpetradores están motivados solo por la venganza personal e implica que las víctimas tienen la culpa de hacer que los perpetradores busquen venganza”1 (Maddocks 2018, 347). Por este motivo, en los últimos años se ha venido empleando la categoría de “abuso sexual basado en imágenes” para enmarcar estas prácticas sociales violentas (McGlynn, Rackley & Houghton 2017; Henry et al. 2020). Además, los nudes violentos no son sólo desnudos digitales difundidos sin consentimiento, sino que incluyen varias acciones violentas encadenadas: tomar, crear y/o robar fotografías sexuales de forma ilícita; publicar las imágenes en repositorios digitales permanentes; contactar con la víctima; avergonzar a la víctima; amenazar con (re)subir las imágenes; y amenazar a la víctima con doxing - revelar información personal - y otras formas de abuso fuera de línea.

Las consecuencias de esta forma de violencia son de gran alcance, puesto que incluyen riesgo de experimentar violencia adicional; vergüenza y humillación; daño reputacional; pérdida de perspectivas de empleo; retirada de la vida social y baja autoestima y paranoia, entre toda una gama de otras aflicciones (Citron y Franks 2014). McGlynn et al. (2021), en una investigación cualitativa con víctimas de estas formas de violencia, reconstruyen cinco relatos interconectados de los daños experimentados: ruptura social, constancia del daño, amenaza existencial, aislamiento y libertad restringida. Por último, cabe decir que, aunque el sexting es una práctica habitual entre jóvenes, lo cierto es que los nudes violentos afectan principalmente a mujeres jóvenes y adolescentes, quienes son alentadas a evitar los riesgos en entornos digitales (Ricciardelli y Adorjan 2019), mientras que los perpetradores de estas violencias son mayoritariamente varones jóvenes.

Los nudes y la homosocialidad masculina

Entendemos que la violencia sexual digital es un fenómeno generizado que opera en el marco de estructuras sociales discriminatorias más amplias, a saber, el sexismo algorítmico, las affordances de género y el capitalismo digital. Seguimos este hilo en nuestro trabajo y buscamos aportar a los estudios como el de Semenzin y Bainotti (2020), que analizan los nudes violentos en Telegram en Italia atendiendo a sus “affordances de género”, definidas por Schwartz y Neff (2019, 2407) como “disposiciones sociales que permiten interacciones sociales basadas en los repertorios sociales de género disponibles para los usuarios y diseñadores de tecnología”2. Por lo tanto, no sólo las normas culturales de género son la base de este comportamiento violento, sino que también se debe enfatizar el papel de las plataformas a la hora de orientar a los participantes masculinos hacia comportamientos misóginos.

Por ello, para comprender el fenómeno de los nudes violentos también tomamos en consideración los estudios sobre homosocialidad masculina digital y tecnoculturas tóxicas que han sido abundantemente exploradas en los últimos años (Massanari 2016; 2017). Como algunos han señalado, los materiales analógicos y digitales que glorifican la dominación sexual de las mujeres son “una moneda de cambio entre los hombres, ya que compiten por una posición a los ojos de otros hombres. Esto es, por supuesto, facilitado por la cosificación sexual de las mujeres”3 (Barron y Kimmel 2000, 166). Compartir fotos y vídeos de mujeres desnudas sexualizadas, ficticias o reales, falsas o robadas, es un medio para mantener la masculinidad hegemónica. No solo crear, adquirir y compartir, sino que también solicitar, comentar y bromear sobre las imágenes sexuales son una parte relevante de las comunidades digitales masculinas, ya que el poder masculino también está conectado a las respuestas banales a la crueldad (Carrabine 2012).

Así, los nudos violentos están incrustados con la visión de los perpetradores y prevalece una mirada masculina (male gaze) para sexualizar a las mujeres (Viola y Voto 2023) y muchas de las interacciones vuelven a ensamblar otras comunidades tóxicas digitales. Cualquiera que sea la naturaleza de estas comunidades de consumo de imágenes, éstas están íntimamente conectadas a los sitios de pornografía amateur de Internet y las culturas digitales de la manosfera. Los archivos de desnudos violentos re-ensamblan otras comunidades fotográficas dañinas del pasado, ya que tienen la dimensión de curaduría, recopilación y vinculación comunitaria y son apropiados para sumar la vergüenza y proporcionar recuerdo a la comunidad de perpetradores (Apel 2005). Sin embargo, en estos casos, las formas contemporáneas de abuso basado en imágenes incluyen una “política de humillación” (Carrabine 2012, 198), ya que los perpetradores comparten las imágenes no solo con sus compañeros, sino también con sus víctimas para hostigar, controlar y abusar. Como sucedía con las fotografías de los linchamientos, los nudes violentos sirven como medios de control social continuado, como herramientas extendidas del terror (Apel 2005). En este caso, las amenazas de ser expuesta, avergonzada y amenazada de violación son hasta la fecha instrumentos de control social de las mujeres altamente eficientes, que las mantiene en un estado de ansiedad y conduce a la interiorización y encarnación de las restricciones sociales (Riger y Gordon 1981).

Metodología de la investigación

En nuestra investigación, realizada en el primer semestre de 2023, condujimos una etnografía digital (Hine 2008; Pink et al. 2019) que triangulamos con ocho entrevistas cualitativas digitales conducidas a personas expertas en abuso basado en imágenes con el fin de mejorar la calidad del proceso de investigación. Mientras que la etnografía digital nos permitió estudiar las interacciones sociales de la comunidad digital de Hispasexy, las entrevistas arrojaron información valiosa para diseñar la investigación, buscar fuentes bibliográficas relevantes y mejorar la interpretación de los datos mediante el contraste de los resultados con las personas expertas.

El trabajo etnográfico digital fue realizado por un etnógrafo local durante cuatro meses y toda la evidencia se recopiló en un diario de campo digital. Para hacer un estudio sistemático de Hispasexy seguimos el método de recorrido previamente aplicado a Facebook (Cirucci 2015), Instagram (Duguay 2018) y Forocoches (Díaz-Fernández y García-Mingo 2022). Siguiendo a Light, Duguay y Burgess (2016), nuestro método de recorrido tuvo tres fases: (1) el estudio del “entorno de uso esperado”, mediante el examen de todo el material público disponible sobre Hispasexy; (2) el “recorrido técnico”, basado en tomar nota de las posibilidades de interacción de la plataforma (perfil, interfaz, paneles, herramientas de navegación, botones, etc.); y (3) la indagación sobre “usos desviados” de la plataforma siguiendo el concepto de “affordances-en-la-práctica” (Costa 2018), que se refiere a los hábitos de uso cotidianos de los usuarios, que explican cómo la adquisición, el intercambio y el archivo de nudes violentos es situado, relacional y está en constante negociación. Todos los descubrimientos fueron discutidos por ambos autores, con el fin de triangular las interpretaciones y mejorar la validez y la credibilidad de los hallazgos. La segunda investigadora conocía la plataforma, los contenidos y las dinámicas sociales de la comunidad digital de Hispasexy, por lo que la discusión se basó en un terreno de conocimiento compartido de la subcultura digital.

Con respecto a las consideraciones éticas, se debe decir que todos los datos a los que nos referimos en este artículo son de acceso público. Además, a la hora de (re)presentar los datos hemos seguido la propuesta de la fabricación ética de Markham, recomendada en contextos en los que la protección de la privacidad es inestable: “una transfiguración creativa, estilo bricolaje, de los datos originales en relatos compuestos o interacciones representacionales”4 (2012, 334). Aunque se dan detalles sobre el contexto de producción de los materiales, respetamos el anonimato y la confidencialidad de todos los usuarios involucrados, ya sean víctimas o perpetradores. En términos generales, los extractos que usamos han sido modificados para que conserven su significado original pero impidiendo que pueda rastrearse a los usuarios involucrados. Cabe apuntar sin embargo que excepcionalmente se incluyen fragmentos de datos literales que capturan el significado de las prácticas sociales de la plataforma y que se incluyen con fines de explicar, analizar e interpretar la cultura digital de Hispasexy.

Las posibilidades misóginas de la tecnología: galerías pornográficas, catálogos misóginos y archivos de la vergüenza

El entramado sociotécnico de Hispasexy permite la emergencia, como ha ocurrido en otros casos con Telegram (ver Semenzin y Bainotti 2020), de comunidades que construyen la homosocialidad entre varones en torno a la posesión del desnudo femenino digital y violento. Hispasexy es habilitada por las affordances de la plataforma y no puede ser entendida sin pensar en la interacción social digital de la plataforma basada en acciones como publicar, comentar, compartir fotos, fabricar fotos y estrategias de archivo de nudes.

A pesar de que la plataforma no asume su responsabilidad en la exposición masiva y violenta de miles de mujeres, la realidad es que Hispasexy está configurada y cuidadosamente diseñada para promocionar y llevar a cabo la exposición no consentida de otras personas. En Hispasexy se comparten recursos para que la experiencia de navegación sea sencilla, rápida y llevadera; se recomiendan herramientas para bajar todas las imágenes de una web automática y fácilmente; se vincula a otras plataformas que facilitan la difusión y el archivo (ArchivoHot, Anonfiles, Gofiles y Mega) que habilitan un botón con el que de un solo clic se puede descargar en nuestro dispositivo todo el material publicado en un hilo. Así, las cualidades sociotécnicas de compartibilidad, buscabilidad, archivabilidad, usabilidad y sociabilidad de Hispasexy permiten que el tablón de noticias funcione como un catálogo misógino creado por y para la comunidad coleccionista, pero también como una galería pornográfica que acaba derivando en un auténtico archivo de la vergüenza.

En la sección “¿Qué ofrece Hispasexy?” se describen tres tipos de audiencias hacia los que se dirige: coleccionistas; modelos, webcamers, e-girls, influencers; y chicas anónimas. Sin embargo, aunque la plataforma se presenta como un espacio de empoderamiento para mujeres, no hemos encontrado ni un solo caso de uso del “tag oficial” para modelos que dispensa Hispasexy para hacer autopublicidad. De hecho, las fotografías compartidas no provienen de la agencia de las usuarias, sino que son subidas a la plataforma por usuarios que previamente las han extraído mayoritariamente de tres modos: (1) de apps de creación de contenido como Only Fans, LoverFans o de páginas web similares, como Patreon; (2) de publicaciones en redes sociales, principalmente Twitter, Instagram, TikTok y Periscope; o (3) son material filtrado por la ruptura de algún pacto tácito de distribución consentida de nudes. En otros casos, las imágenes, especialmente de desnudos, son fabricadas mediante herramientas de Inteligencia Artificial que combinan algunas de las formas de sustracción citadas.

Vemos pues que Hispasexy es una comunidad de coleccionismo donde todas sus acciones van encaminadas a obtener de forma fraudulenta nudes y a hacer una intensa labor posterior de curaduría del material obtenido - se almacena, se cuida, se protege -, que además, se mantiene en constante circulación. De hecho, la idea del coleccionismo surge de la propia plataforma, que se presenta así:

Hispasexy cubre un nicho de audiencia cuya demanda no estaba atendiendo nadie. Una plataforma colaborativa donde fans, seguidores, coleccionistas, gente anónima, modelos y webcamers confluyen y construyen un sitio donde disfrutar del sexo, ampliar colecciones sexy, interaccionar y pasárselo bien juntos.

Método de recorrido (I): Entorno de uso esperado 5

Decimos que Hispasexy trabaja con la lógica del catálogo puesto que “se buscan fotos y vídeos sexy de buena calidad” y se jerarquizan los contenidos y el producto deseado, que se promueve como mercancía. De hecho, desde la propia configuración de la página puede cambiarse su visualización para organizar los cientos de hilos donde se están difundiendo las imágenes no consentidas de las mujeres expuestas. Así, cuando un usuario accede a la opción de “catálogo” en Hispasexy, se encuentra ante sí con una inmensa galería de nudes violentos organizados como una auténtica galería pornográfica, en la que los nudes se exponen como en un museo excitante para la mirada masculina y onanista.

Figura 1 Galería de nudes violentos 

Método de recorrido (II): Recorrido técnico de Hispasexy 6

A pesar de presentarse como una plataforma colaborativa para pasárselo bien juntos, el telos de Hispasexy es la creación de archivos indelebles de nudes violentos. Emerge así como una comunidad paradigmática que nos permite entender una práctica de violencia sexual digital nueva, pues no estamos solo ante el ánimo de ampliar colecciones sexy, sino que los nudes son instrumento de regocijo de la comunidad a la par que arma humillante que revictimiza a las víctimas. Así, las imágenes apropiadas violentamente son resignificadas bajo y mediante la mirada de los perpetradores, generando una suerte de memoria colectiva (Sontag 2011) de los agresores, haciendo que Hispasexy evolucione de catálogo misógino a galerías pornográficas y de galerías pornográficas a archivos de la vergüenza. Estos archivos son una extensión del terror organizado y perpetrado por estas comunidades misóginas colaborativas, donde se extrae el contenido de su contexto de producción original y es resignificado para convertirlo en un ejercicio grotesco de vergüenza y dolor perpetúa en las víctimas, que quedan fijadas en estos espacios como una suerte de trofeo que puede ser recogido, almacenado, intercambiado o coleccionado.

De esta manera, aunque la práctica habitual de los usuarios es compartir y comentar los nudes, algunos usuarios también se afanan en encontrar a las afectadas, llevando el acoso, la vejación y el maltrato a un nivel más profundo en la esfera de daños. Les hacen saber que sus contenidos íntimos están disponibles, apropiándose del dolor que les pueda generar y revelando lo frágil de su posición, supeditada al capricho de comunidades enteras que actúan desde el anonimato y la impunidad. Así se aprecia, a modo de ejemplo, en la siguiente Viñeta etnográfica:

Viñeta etnográfica 1. Busca, busca, perrita7

Usuario de Hispasexy: [escribiendo a la afectada desde el anonimato en una red social de preguntas y respuestas] ¿Pero tú eres consciente de que por mucho que denuncies los hilos vamos a seguir abriéndolos, no? Te voy a dejar deberes, que sepas que te hemos subido también a otras páginas. Busca, busca, perrita.

Por si esto no fuera suficiente, los miembros de la comunidad acaban generando repositorios externos a la propia plataforma en los que continúan almacenando todo el contenido “logrado” hasta el momento. Consecuentemente, ante un hilo que desaparezca, bien sea por su inactividad, bien sea porque ha sido denunciado, puede comenzarse de nuevo sin tener que partir desde cero.

La misoginia colaborativa de los anoncitos y la triple victimización de las víctimas

A partir de nuestro trabajo etnográfico nos permitimos suponer - por expresiones, pronombres o jergas utilizadas - que los usuarios de Hispasexy, conocidos como anons o anoncitos, son varones jóvenes heterosexuales. Además de ser una comunidad digital masculina, Hispasexy es un lugar donde confluyen lógicas de homogeneidad (crean y mantienen la cohesión del grupo) y de heterogeneidad (disidencias, discrepancias y luchas internas). Decimos que es homogéneo porque comparten un mismo objeto de frontera (Akkerman y Bakker 2011), en este caso, la obtención y difusión no consentida de imágenes. Este objeto de frontera actúa como un catalizador de la cohesión de la comunidad, permitiendo crear y mantener los lazos entre sus miembros para trabajar sobre fines comunes, como es la sustracción, fabricación, obtención y difusión de imágenes. No se podrían llevar a cabo estas acciones sin las labores de misoginia colaborativa que suceden en este espacio. Tanto es así que desde la propia plataforma se inculca una filosofía que refuerza los valores de la fratría tóxica, prohibiendo lo que denominan como “intercambio condicionado”, esto es, supeditar la compartición de imágenes a otra. Sin embargo, Hispasexy es también un espacio heterogéneo en el que conviven unas fuertes lógicas de competición homosocial y una rampante interacción violenta intragrupo, relacionados en algunos casos con postulados de la masculinidad hegemónica: el rechazo a ser “femenino”, no mostrarse vulnerable, demostración de la virilidad, competitividad, búsqueda de poder y estatus, etcétera. De este modo, Hispasexy es un lugar donde los hombres compiten por ver quién es más hombre y donde se refuerzan algunos de estos postulados.

Así, esta labor fáctica de las emociones genera una suerte de sentimientos colectivos (Ahmed 2004), por el que la fratría tóxica de Hispasexy se moldea a sí misma a través de ese sentir-en-común, organizando la cohesión intragrupo (los objetos de frontera, esto es, los objetivos compartidos dentro de la fratría) y diferenciándose de otros. A este respecto, sabiendo que los hilos inactivos desaparecen y que también compiten entre sí para aparecer en la página principal, se producen profusos esfuerzos de la comunidad para mantener estas posiciones. La eliminación se percibe como una amenaza cuando la búsqueda no está dando sus frutos. En este sentido, la misoginia colaborativa es fundamental para el logro de sus fines y es una colaboración en la medida en que los usuarios co-laboran para mantener vivos los hilos con el fin de recopilar e intercambiar la mayor cantidad de material posible. Un ejemplo de esta misoginia colaborativa puede encontrarse en la Viñeta etnográfica 2:

Viñeta etnográfica 2. Más por favor todo lo que tengas 8

Usuario 1: [Crea el post, en la imagen aparece una chica joven frente a un establecimiento] Vamos chavales, vamos, a ver si sale algo de lo que subía. Insta: @usuaria y Twitter: @usuaria.

Usuario 2: [Comparte otra imagen] Antes se llamaba @usuaria.

Usuario 3: Bump, bump! A ver si encontramos más cosas de esta tía, yo la conocía de cuándo subía nudes, y vaya pajas cayeron.

Usuario 4: Bump!! Que salga algo…

Usuario 5: Bumpardo.

Usuario 6: Mega bump.

Usuario 7: [Comparte una imagen].

Usuario 8: ¿De dónde la has sacado?

Usuario 9: Grande rey, menos es nada, si alguien tiene más que suba…

Usuario 10: [Imagen].

Usuario 11: [Imagen].

Usuario 12: Eres mi putísimo padre, joder, pasad más.

Además, como comunidad digital, no sólo están comprometidos en la tarea colectiva de crear, mantener y renovar el catálogo misógino, sino que comparten valores misóginos y trabajan desde creencias compartidas. Por ejemplo, es compartida la tendencia antagonista, que por un lado critica a las personas que publican contenido (en Solo Fans, LoveLovers o redes sociales) y, por otro lado, legitima a la comunidad de Hispasexy para almacenar, conservar y difundir ese material. En su opinión compartida, las personas expuestas no están evaluando adecuadamente qué hacen y qué comparten en Internet y las redes sociales, lo que tiene implicaciones potenciales, por lo que realmente son las culpables de lo sucedido y tienen que lidiar con lo ocurrido, como se aprecia a continuación:

Viñeta etnográfica 3. Si se arrepiente, que no lo hubiera hecho9

Usuario 1: Por favor, os ruego que dejéis de compartir contenido de esta chica. La conozco y quiere que se respete su privacidad, este material es de una etapa de su vida que ya se acabó. Además, ha tenido problemas en su vida privada porque cada cierto tiempo vuelven a salir. Os vuelvo a pedir por favor que lo borréis.

Usuario 2: [contestando al anterior] Eres un simp, ella aceptó que sería usada por miles a la hora de hacer esos vídeos, si se arrepiente que no lo hubiera hecho.

Usuario 3: [contestando al primero] Eres un hipócrita y un moralista. Consumes esta clase de páginas pero defiendes a una porque la conoces, mientras te pajeas con otras. Seguro que ella ha disfrutado el dinero generado, ¿qué problema hay con que se sigan viendo?

Usuario 4: [contestando al primero] Mira, desaparecer de Internet es IMPOSIBLE y más aún en este caso. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, pero también tienen que asumir las consecuencias de lo que hacen. Siento mucho lo de tu amiga, pero honestamente, que piense las cosas antes de hacerlas.

De esta manera, la misoginia colaborativa llevada a la práctica por los usuarios de Hispasexy y el diseño de la propia plataforma dan lugar a una triple revictimización: (i) se culpabiliza a las agredidas por haber actuado de forma incorrecta, como puede ser compartiendo una imagen suya en una red social; (ii) se culpabiliza a la víctima por no haber tomado las precauciones necesarias en cuanto a su privacidad, por ejemplo, no tener la cuenta de la red social en privado o directamente no haber compartido imágenes; y en último lugar, (iii) se vuelve a culpabilizar a la víctima si se desea restituir el daño. Así se ve en la Viñeta etnográfica 4 en una extracción literal de Hispasexy:

Viñeta etnográfica 4. En Internet se escribe con tinta permanente10

Si tú misma/o publicas tus propias fotos y videos en internet, por la propia naturaleza del medio, puede llegar a ser prácticamente imposible evitar la difusión de tu contenido por otros canales. En internet se escribe con tinta permanente [...]. Antes de publicar algo en redes sociales [...] asegúrate de que no te importa que otras personas vean, guarden y compartan tu contenido. De hecho, las redes sociales se crearon con ese objetivo, compartir, difundir y conseguir visibilidad. Sé cuidadosa/o con tu privacidad y todo irá bien.

Vemos pues cómo recae en la persona víctima llevar a cabo las acciones necesarias para solicitar la eliminación de los hilos donde están publicando sus imágenes sin su consentimiento, a pesar de que ésta sea quién está sufriendo las consecuencias de que una comunidad deliberadamente archive y difunda sus imágenes. Esta individualización de la culpa y de su reparación en la víctima no se constituye sólo por la acción de los usuarios, como se aprecia en la Viñeta 3 (desaparecer de Internet es IMPOSIBLE), sino que también viene codificada en el diseño de Hispasexy, como se ha visto en la Viñeta 4 (En Internet se escribe con tinta permanente [...] Sé cuidadosa/o con tu privacidad y todo irá bien). Así pues, la práctica de la difusión no consentida es mutuamente constituida por el re-ensamblaje de los elementos técnicos de la plataforma y los usos situados de sus usuarios.

En este sentido, esta triple revictimización (culpabilización por subir una imagen, culpabilización por no tomar precauciones, culpabilización si se quiere eliminar) actúa como una suerte de “peaje” del terror y control sexual generizado que los miembros de Hispasexy imponen a las víctimas, favoreciendo la idea de que para participar en Internet hay que estar también dispuesto a pagar sus posibles riesgos y peligros. Lo cierto es que este peaje del terror generizado funciona de una manera muy concreta: se incomoda y violenta la participación en los medios digitales de ciertos grupos, en este caso de mujeres jóvenes, y simultáneamente, se premia a quiénes promueven o son conniventes con este ethos misógino.

A nuestro juicio, esta narrativa de la infinitud que promulga Hispasexy (lo que sucede en Internet es para siempre y no se puede hacer nada al respecto) también sirve para ocultar la raíz del problema presentado: no es que no se pueda desaparecer de Internet, es que existen plataformas y comunidades que actúan para que, de facto, en Internet se escriba con tinta permanente. Así pues, aunque se ensalce la responsabilidad individual diciéndonos que seamos cuidadosas con nuestra privacidad, lo cierto es que Hispasexy facilita y promueve la práctica de la difusión no consentida, al tiempo que se des-responsabiliza de las acciones de sus usuarios y revictimiza a las afectadas. Por último, esta narrativa de la infinitud se alinea con la advertencia de Dodge (2019) en la que señala los riesgos de que se convierta en una profecía autocumplida. Por tanto, conviene trabajar en contra-narrativas que visibilicen estas plataformas y las prácticas misóginas digitales examinadas como fenómenos sociales construidos y no como fenómenos naturales inamovibles.

Conclusiones

De nuestro trabajo se desprende que lo que une a los usuarios de Hispasexy es su fuerte misoginia, expresada a través de los postulados de una “fratría tóxica” que tiene como dimensión principal la construcción de la comunidad y su mutua colaboración, lo que hemos denominado como “misoginia colaborativa”. En Hispasexy se genera el caldo de cultivo idóneo con el que promover e incitar una cultura de la exhibición (dañina) que es triplemente revictimizante y que es practicada tanto desde el propio diseño de la plataforma como por sus usuarios. Asimismo, durante la práctica de la difusión no consentida se acaban generando “catálogos” del material robado, filtrado o creado, lo que conceptualizamos como los “archivos del dolor” y que funcionan como una suerte de “galerías pornográficas” en la que se mantiene vivo el espíritu de esas imágenes apropiadas bajo la mirada impune de los perpetradores e impotente de las víctimas. Pese a esta colaboración, también hemos visto que Hispasexy es un lugar donde hay una fuerte competencia homosocial entre los pares masculinos y donde se compite por demostrar quién es más hombre. En cualquier caso, las acciones de los usuarios de Hispasexy llevan el acoso y la violencia a un nuevo nivel de daños en el que se superponen distintas prácticas de violencia sexual digital.

La consecuencia de la apropiación violenta del desnudo para su posterior difusión es que las víctimas se ven obligadas a hacer un manejo “preventivo” de su desnudez fotográfica, haciendo malabarismos simultáneamente con la mirada masculina y las estructuras no neutras de género de la tecnología (Eikren e Ingram-Waters 2016). Siempre acaba recayendo la responsabilidad sobre la víctima: tiene que responsabilizarse de lo sucedido para mantener su sentido del honor y mantener estables sus autorrepresentaciones si quiere prevenir las diversas formas de humillación que culturas y todas estas nuevas prácticas sociales se despliegan como un medio para intimidar, silenciar o, de otro modo, extender el poder y el control. Sin embargo, en ningún momento se llega a problematizar en la raíz del problema, esto es, el hecho de que haya comunidades misóginas que trabajan colaborativamente para actuar de esta manera. Así, se ensalza la responsabilidad individual de las personas afectadas y se minimizan las acciones coordinadas por una comunidad misógina y promovidas por la plataforma.

En último lugar, hemos visto que la difusión no consentida es tan solo una de las distintas prácticas violentas que se superponen durante la puesta en práctica de la misoginia colaborativa de Hispasexy, como pueden ser el doxing o el ciberacoso. A esto último es lo que se conoce como “daño rizomático” (Dodge 2019) o “poli-perpetración” (Flynn et al. 2022) y alude a la multiplicidad de fuentes de causar dolor y de agravar el daño generado en las afectadas. Conviene pues seguir explorando la dimensión del daño social generada en las afectadas y comenzar a plantear alternativas para reparar el daño, o al menos, desafiar este tipo de narrativas de la infinitud que acaban convirtiéndose en profecías autocumplidas por las que, efectivamente, pareciera que en Internet se escribe con tinta permanente.

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1Traducción propia del inglés al castellano: “It suggests that perpetrators are motivated only by personal vengeance and implies that victims are to blame for causing perpetrators to seek revenge.”

2Traducción propia del inglés al castellano: “social affordances that enable different users to take different actions based on the gendered social and cultural repertories available to users and technology designers.”

3Traducción propia de inglés al castellano: “Violence against women is thus a currency among men as they jockey for position in the eyes of other men. This is, of course, facilitated by the sexual objectification of women.”

4Traducción propia del inglés al castellano: “involving creative, bricolage-style transfiguration of original data into composite accounts or representational interactions.”

5Extraído de “Información y Reglas” en Hispasexy.

6Elaboración propia empleada la estrategia de fabricación ética, basado en la versión original de Hispasexy.

7Elaboración propia empleando la estrategia de fabricación ética. Las expresiones en cursiva son extracciones literales.

8Elaboración propia empleando la estrategia de fabricación éticas. Las expresiones en cursiva son extracciones literales.

9Elaboración propia empleando la estrategia de fabricación éticas. Las expresiones en cursiva son extracciones literales.

10Extraído de “Eliminación de contenido / DMCA” en Hispasexy.

Recibido: 30 de Junio de 2023; Aprobado: 17 de Octubre de 2023

Conflicto de intereses

Las autoras declaran no tener conflicto de interés que pueda haber influido en los resultados presentados.

Jacinto G. Lorca.

Doctorando en el programa de Sociología y Antropología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.

Elisa García-Mingo.

Doctora en Estudios Internacionales e Interculturales. Profesora Contratada Doctora en el Departamento de Sociología: Metodología y Teoría de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.

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