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Forum Sociológico

versión impresa ISSN 0872-8380versión On-line ISSN 2182-7427

Forum Sociológico  no.43 Lisboa dic. 2023  Epub 22-Dic-2023

https://doi.org/10.4000/sociologico.11913 

Special Issue: Nocturnal cities: past, present, and future

“Las cosas que uno hace por los amigos”: vinculaciones sensibles del habitar la noche de la ciudad central y la noche suburbana en la Ciudad de México

“As coisas que alguém faz pelos amigos”: ligações sensíveis de viver na noite da cidade central e a noite suburbana na Cidade do México

“The things one does for friends”: sensitive links of living in the night of the central city and the suburban night in Mexico City

i Universidad Autónoma Metropolitana - Cuajimalpa (UAM-C), División de Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades, 05348 Ciudad de México, México. Email: yolandabmacias@gmail.com


Resumen

Este artículo busca establecer vínculos entre la noche de la ciudad central y la suburbana en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. La metodología incluye entrevistas en profundidad con participantes de la ciudad central y los suburbios, centrándose en barreras para la participación en el ocio nocturno, como factores de género y económicos. Además, se explora la jerarquización de los espacios de ocio nocturno y su impacto en las sensibilidades de los participantes. Los resultados indican que las diferencias en las sensibilidades, relacionadas con la segregación socioespacial, influyen en cómo se vive el ocio nocturno y en la configuración de vínculos de amistad. Este trabajo contribuye a la comprensión de la noche como un fenómeno integral a través de las sensibilidades y los lazos afectivos.

Palabras clave: vínculos afectivos; ocio nocturno

Resumo

Este artigo procura estabelecer ligações entre a vida nocturna da cidade central e dos subúrbios na Área Metropolitana da Cidade do México. A metodologia inclui entrevistas aprofundadas com participantes da cidade central e dos subúrbios, centrando-se nas barreiras à participação na vida nocturna, como o género e os factores económicos. Além disso, é explorada a hierarquia dos espaços de diversão nocturna e o seu impacto na sensibilidade dos participantes. Os resultados indicam que as diferenças de sensibilidades, relacionadas com a segregação socio-espacial, influenciam a forma como a vida nocturna é vivida e a configuração dos laços de amizade. Este trabalho contribui para a compreensão da vida nocturna como um fenómeno integral através das sensibilidades e dos laços afectivos.

Palavras-chaves: laços afetivos; vida noturna

Abstract

This paper seeks to establish linkages between the night of the central city and the suburban one in the Metropolitan Zone of Mexico City. The methodology draws up on in depth interviews with participants from the central city and the suburbs, focusing on barriers to engaging in nightlife, such as gender and economic factors. Furthermore, the hierarchization of nightlife spaces and its impact on the sensibilities is explored. The results indicate that differences in sensibilities, related to socio-spatial segregation, influence how nightlife is experienced and how friendship ties are configurated. This article contributes to the understanding of the night as an integral urban phenomenon through sensitivities and emotional ties.

Keywords: emotional ties; night leisure

Introducción

Los Estudios sobre la Noche se han desarrollado principalmente en regiones anglosajonas y apenas en los últimos tres años ha surgido una proliferación de investigaciones en torno a la noche producidos desde y sobre países del sur global y lenguas distintas al inglés (Briseño y Pérez, 2021; Licona y Figueroa, 2020; Mercado y Hernández, 2020). Hasta ahora, se han centrado en la noche urbana (Chatterton y Holland, 2002; Gallan, 2013; Grazian, 2008) dejando a las múltiples facetas de la noche en contextos rurales, suburbanos o periféricos en segundo plano. Si bien hay estimulantes investigaciones que se han enfocado en las intersecciones de las noches previamente mencionadas (Mercado, 2017), son las menos dentro del campo, limitando nuestro entendimiento de la noche como un fenómeno integral.

Este artículo busca contribuir al corpus académico que analiza los vértices de noches geolocalizadas en zonas diversas, en específico, la noche de la ciudad central y la noche suburbana en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México1 a fin de robustecer nuestra comprensión de la complejidad del fenómeno nocturno en ciudades masivas, violentamente desiguales, y diversas, como tantas en el sur global.

El interés por dilucidar un fragmento de la relación de la noche en la ciudad central y la suburbana, que frecuentemente se asumen escindidas una de la otra, se desprende de la identificación de la sociabilidad nocturna como el principal recurso de cuidado del vínculo amistoso. Los integrantes de grupos de amigas y amigos tienen una importante diversidad de características en múltiples sentidos y frecuentemente surgen tensiones en los diálogos para concertar encuentros: dónde y cuándo verse tiene implicaciones variadas para las personas del grupo, pues su lugar de residencia predispone condiciones de traslado, las percepciones de riesgo, el costo económico, e incluso el tiempo que les demanda. Los acuerdos, o el fracaso de ellos, pone en duda condiciones necesarias para el vínculo, como la reciprocidad o el interés; pone en controversia la amistad misma. De esta manera, las tensiones alrededor de los encuentros nocturnos amistosos de residentes de la ciudad central y los suburbios se revelan como una herramienta para visibilizar que ambas zonas, como todo espacio, producen sensibilidades específicas en quienes los habitan. Visibiliza que, además, dichas sensibilidades están en interacción con otras opuestas, y que esa interacción modifica el uso de los espacios (Martínez Lorea, 2013). La noche de la ciudad central y la de los suburbios no son independientes, están vinculadas entre ellas a través de un complejo entramado de sensibilidades que se hace presente en las relaciones más íntimas de las personas, incluso aquellas que se asumen son vínculos horizontales, como la amistad, al producir y reproducir los procesos urbanos de segregación y exclusión.

Es pertinente señalar que, en este caso, la noche tiene un papel doblemente determinante: por una parte, la exacerbación de las vulnerabilidades diurnas es un hecho reconocido por las personas (Gwiadzinski, 2005, como se cita en Straw, 2014; Macías, 2020), pero por el otro, la sociabilidad nocturna es un espacio simbólico que se presume voluntario, que alude al placer y que, en ese sentido, aparece de manera reiterada en las narrativas biográficas como el tiempo-espacio en el que las personas “pueden ser quienes de verdad son”. Es decir, el ocio2 urbano en la ZMCM ocurre en un contexto de alta vulnerabilidad y percepción del riesgo, al mismo tiempo, resistirse a participar en él se interpreta como un rechazo del vínculo afectivo y los cuidados que requiere.

Recursos teórico-metodológicos y apuntes conceptuales para entender la vinculación de la noche de la ciudad central y la noche suburbana desde las sensibilidades

En este artículo recurro a dos cuerpos teóricos principalmente; las sensibilidades y las nociones de lo suburbano en contraposición a la ciudad central. Desde la sociología de los cuerpos y los emociones, entiendo las sensibilidades como la relación, construida socialmente, entre percepciones, emociones y sensaciones (Scribano, 2013) que informan sobre las experiencias de las personas en un tiempo-espacio definido, y sobre su lugar en el mundo, relacionalmente hablando (Vergara y Fraire, 2018). Es decir, “la experiencia de los sujetos en la creación activa del espacio a partir del cuerpo” (Aguilar Díaz, 2014, p. 322) en interacción con otros cuerpos posicionados relacionalmente (Cervio, 2015, 2020; García-Andrade y Sabido Ramos, 2014). La sociología de los cuerpos y emociones reconoce la carestía estructural que condiciona los sentires y experiencias en las ciudades del sur global ya sea desde la polarización de la precariedad o el extremo opuesto del privilegio. Los sentires corpóreo-emocionales nos informan los significados de habitar ciudades polarizadas, además de mostrar repercusiones menos obvias de los sistemas de segregación y reproducción social (Scribano, 2012). Utilizo este marco conceptual para dar cuenta de la expresión de fricciones entre personas con accesos diferenciados a recursos de ocio nocturno debido a su lugar de residencia, pero que comparten un lazo afectivo, y sus repercusiones sobre las sensibilidades, así como su rol en la reproducción de los mecanismos de estratificación.

En segunda instancia, entiendo como “suburbios” los espacios ubicados a las afueras de la ciudad3, donde habitan principalmente clases medias y clases medias altas, donde predomina el uso de suelo exclusivamente residencial con áreas designadas de recreación caracterizadas por grandes centros comerciales, y algunos andadores de restaurantes. La oferta de ocio nocturno en los suburbios es mucho más limitada que en la ciudad central y se mantiene inmutable a lo largo del tiempo en parte debido a las regulaciones estrictas de las zonas comerciales establecidas (Giglia, 2007).

A la construcción de los suburbios les precedió la aparición del “imaginario suburbano idílico” (Tarrés, 1999) que prometía una vida cómoda, con acceso a la naturaleza, suficientemente cerca de la ciudad central, pero con centros comerciales y seguridad (De Alba y Caprón, 2007; Lindón, 2007, 2008). Actualmente la distancia, la precaria infraestructura de movilidad y la limitada oferta de ocio nocturno del suburbio configura experiencias de segregación.

Una diferencia fundamental entre el suburbio y la ciudad central es la diversidad de usos del suelo de la segunda, lo que permite que la oferta en cuanto a ocio nocturno se renueve constantemente y los negocios compitan a través de creatividad, autenticidad e innovación.

Ambos recursos teóricos, las sensibilidades y los imaginarios urbanos, se han utilizado principalmente para estudiar las características de un área en especial como las sensibilidades de barrios populares en Argentina (Cervio, 2020, 2021) o las experiencias de habitar ya sean las zonas suburbanas de clase media (Cruz, 2015; Lindón, 2007; Tarrés, 1999), las periferias pauperizadas (Lindón, 2002), o las clases altas en la Ciudad (Roselló, 2021).

En este artículo propongo un análisis en interacción que ilumine, en primer lugar, que las personas desarrollan vínculos afectivos con otras que habitan áreas diferentes a las propias en la ZMCM. En segundo lugar, que las personas tienen repertorios de ocio nocturno variados y que implican tránsitos dentro de la zona metropolitana fuera de donde residen, estudian, o trabajan con fines de ocio nocturno. En tercer lugar, que los lugares que habitan necesariamente forman sensibilidades del habitar que pueden entrar en conflicto con las de las personas con quienes se comparte un vínculo afectivo. Y finalmente, cómo esos vínculos, trayectos y sensibilidades transforman a su vez cómo se habita la ZMCM, y engarza noches urbanas y suburbanas que, erróneamente asumimos son independientes entre sí.

Métodos

El primer acercamiento con algunos de las y los colaboradores ocurrió a partir de encuentros en persona en un bar ubicado en la calle principal de la Alcaldía Cuauhtémoc; el distrito con una mayor oferta de entretenimiento nocturno en la ciudad central, donde realizaba una investigación sobre vínculos afectivos en el ocio urbano. El criterio de selección inicial para pedir una entrevista fue identificar una participación frecuente y prolongada en actividades de ocio nocturno en el bar. Así, realicé quince entrevistas que mencionaban en su mayoría al ocio nocturno como recurso de cuidado del vínculo amistoso a la vez que describían conflictos con su círculo de amistades por participación dispar, principalmente en función a su lugar de residencia.

Decidí entrevistar a un núcleo de amistades para ahondar en esa vinculación compleja. Por medio de un muestreo de bola de nieve descubrí que tres de las personas que ya había entrevistado eran parte de un grupo de amigos, y por medio de ellas y ellos pude realizar cuatro más. Así, los hallazgos de este artículo derivan del análisis de entrevistas en profundidad con siete personas4 entre 26 y 32 años realizadas a lo largo de seis meses en los años 2019 y 2020. De esas siete personas, dos mujeres y dos hombres habitaban en la alcaldía Cuauhtémoc en la ciudad central, y tres, dos mujeres y un hombre, habitaban suburbios del Estado de México5. El primer eje temático de la guía de entrevista fue los repertorios de ocio nocturno y su potencial correspondencia con el lugar de residencia. El segundo eje temático fue la exploración de los obstáculos para participar en la oferta de ocio nocturno de los suburbios y de la ciudad central a partir del lugar de residencia, también emergieron incomodidades con respecto a la configuración del vínculo amistoso. El tercer eje versó sobre las motivaciones de participación en el ocio nocturno. Estas entrevistas ocurrieron cara a cara con las y los siete colaboradores. Posteriormente, en los primeros meses de la pandemia durante el 2020 por medio de videollamadas y comunicaciones por la aplicación WhatsApp con las y el habitante de los suburbios y una habitante de la ciudad central indagué sobre el estado del vínculo amistoso ante el confinamiento. Para analizar e interpretar las entrevistas, las respuestas fueron codificadas y organizadas en tres dimensiones analíticas que organizan la estructura de este texto.

La articulación del habitar la noche de la ciudad central y la suburbana. Una lectura desde las sensibilidades

Este apartado está organizado en dos partes, en primer lugar, los hallazgos relacionados con los imaginarios del suburbio y la ciudad central nocturnos, y en segundo lugar aquello que atañe a los obstáculos de participación y la configuración de las sensibilidades.

La movilización de los imaginarios y estereotipos de la ciudad central y los suburbios

El primer eje temático de la guía de entrevista; los repertorios de ocio nocturno, es decir, la trama de actividades diversas en que participan las y los colaboradores, reveló correspondencias entre los espacios del ocio nocturno en la ciudad central y los suburbios. En los suburbios, el ocio nocturno se circunscribe al espacio doméstico, mientras en la ciudad central la casa y los espacios privados mantienen tránsitos constantes entre ellos. El patrón suburbio-espacio doméstico advierte desapego al vecindario, puesto que la casa actúa como una alternativa ante la deficiente oferta de ocio nocturno (Relph, 1976, como se cita en Lindón, 2008). Por otra parte, la amplia disponibilidad de alternativas de ocio nocturno de la ciudad central fomenta la espontaneidad y la contingencia posicionándola jerárquicamente sobre el suburbio como el lugar idóneo para experimentar la vida nocturna, e indirectamente atribuye a los habitantes del suburbio la responsabilidad de trasladarse a la ciudad central.

Partir de las respuestas obtenidas alrededor del eje “repertorios de ocio nocturno” fue posible desentrañar en qué consisten los imaginarios alrededor del habitar la ciudad central y los suburbios que se incorporan en las personas, predisponen sus interacciones, sientan las coordenadas de expectativas de los encuentros nocturnos y aquello que es válido negociar en el marco del vínculo amistoso. Del mismo modo, designan socialmente los lugares que importan y modifican efectivamente cómo se habita la ciudad de noche.

Los imaginarios asignan cualidades morales basadas en el lugar de residencia, y en el caso de los suburbios, crean fricciones identitarias.

El imaginario de habitar los suburbios del Estado de México, ubicados al norte de la ciudad, está articulado por el estereotipo del sateluco. El sateluco6 es típicamente un hombre cuyas preferencias alrededor del ocio nocturno se engarzan con mandatos de la masculinidad tradicional como el consumo excesivo de alcohol, flirteos hipersexualizados y demostraciones de solvencia económica (Grazian, 2007). La oferta mayoritaria de ocio nocturno en el suburbio privilegia espacios homogéneos que se mantienen inmutables a lo largo del tiempo, Es decir, residir en el espacio suburbano se asocia no solo a determinadas preferencias, sino a cualidades intrínsecas que conforman la identidad de las personas, independientemente si esa identidad se reclama o no.

Los habitantes de la ciudad central asumen que quienes continúan viviendo en los suburbios al iniciar la vida laboral lo hacen por una decisión personal que denota un reconocimiento identitario, por lo menos parcial, con el estereotipo del sateluco sin tomar en cuenta otro tipo de desigualdades.

El imaginario del habitar la ciudad central, en contraste, aparece aparejado de un estereotipo de habitante que, propongo, tiene una sensibilidad orientada a una identidad cosmopolita (Mitchell, 2007) que valora la oferta de ocio nocturno en la ciudad central cimentada en la distinción de los espacios a través de la creatividad. La posibilidad de transitar entre los espacios doméstico, público y semiprivado debido a la proximidad y variedad en la oferta de ocio nocturno que favorecen la improvisación, sitúa a la ciudad central nocturna como un espacio idílico en el imaginario urbano.

En consecuencia, se asignan responsabilidades de movilidad a los habitantes de los suburbios para apegarse a la jerarquía de los imaginarios urbanos compartidos por el grupo. El desplazamiento nocturno emerge como una estrategia por parte de los habitantes del suburbio para separarse del estereotipo del sateluco y busca reflejar una muestra de compromiso y conformidad con los valores cosmopolitas compartidos por el grupo de amistad. La segunda estrategia para hacer una demostración de alineación valorativa por parte de los habitantes del suburbio a partir de los imaginarios es, en caso de no poderse trasladar a la ciudad central, abstenerse de explorar la oferta de ocio nocturno local y restringir sus actividades al espacio doméstico.

Estas prácticas de (in)movilidad (Vergara y Fraire, 2018) desde los suburbios se activan en la intersección de la segregación social y las sensibilidades, siendo las mujeres quienes recurren a ellas con mayor frecuencia debido, principalmente, a la mayor percepción de riesgo en los traslados, la percepción de hostilidad en los espacios locales y la resistencia a verbalizar y renegociar las jerarquías de la movilidad dentro del vínculo amistoso como un mecanismo de soportabilidad social que naturaliza la segregación y adjudica las responsabilidades de la desigualdad estructural a las personas (Scribano, 2010).

Los obstáculos de participación y la configuración de sensibilidades mediadas por la segregación

El segundo eje temático en la guía de entrevista fue la exploración de los obstáculos para participar en el ocio nocturno de la ciudad central y del suburbio por habitantes de ambas zonas. Como parte del trabajo de interpretación, las respuestas fueron codificadas y organizadas en tres dimensiones: barreras de índole corpóreo-emocional7, estructurales, y el ámbito de las sensibilidades. Cada una de estas dimensiones está atravesada por el reconocimiento de habitar o no zonas de socio-segregación en cuanto al ocio nocturno. Así, los resultados están organizados por zona de habitación dentro de cada dimensión analítica.

En la CDMX, los grupos de amistad de jóvenes de clases medias son típicamente heterogéneos en cuanto a su lugar de residencia; la transición universidad-primer empleo acentúan esa condición. No obstante, esta diversidad supone un desafío para la viabilidad de la convivencia nocturna de alta demanda, ya que conlleva una exigencia desigual de recursos entre los miembros del círculo de amistad, teniendo implicaciones más gravosas particularmente para las mujeres que residen en los suburbios.

Barreras corpóreo-emocionales: el traslado y el cansancio

Las mujeres, aún aquellas de estratos socioeconómicos privilegiados, se reconocen vulnerables a agresiones sexuales solo por el hecho de ser mujeres, así como feminicidios o desapariciones8. Los trayectos de ida y vuelta suburbios-ciudad central se experimentan como potencialmente peligrosos y llenos de miedo (Soto, 2012) y aunque las mujeres de la ciudad central también se reconocen vulnerables, los trayectos más cortos, la posibilidad de caminar y de contar con compañía masculina reducen el miedo considerablemente.

El riesgo latente demanda que las mujeres de los suburbios diseñen estrategias para reducir su vulnerabilidad en los trayectos. Dichas estrategias, refieren, merman la experiencia del ocio nocturno, y a consecuencia, el vínculo amistoso. Uno de los principales recursos de fortalecimiento del vínculo es el descubrimiento de espacios novedosos y compartir no solo estados afectivos, sino afectaciones sensoriales por el consumo de alcohol o alguna droga.

Al tener que volver a casa conduciendo o bien en transporte privado, en general deciden consumir menos alcohol y no consumir drogas, lo que evita que se tenga una experiencia corpórea común, y se experimenta como una distancia afectiva.

Los hombres del suburbio también se reconocen vulnerables, pero experimentan menos miedo y priorizan la experiencia del ocio nocturno. Interpreto la participación en conductas de riesgo, como conducir bajo el influjo del alcohol, como la ratificación de mandatos de la masculinidad hegemónica, aunque rechacen discursivamente otras prácticas de ocio que se alinean con ella, como el ocio nocturno local de los suburbios.

La otra estrategia para reducir el miedo respecto al trayecto en tanto barrera de participación del ocio nocturno en la ciudad central, son los cálculos de las mujeres de los suburbios respecto a cómo se presentan físicamente: a saber, “(no vestirse); para el lugar al que vamos, (sino) para volver a mi casa segura. O bueno, menos en peligro” (Alejandra, HS, 29 años). La estrategia que radica en utilizar ropa práctica para huir de ser necesario, o que no llame la atención, impide que se acoplen a las expectativas estéticas del lugar reforzando la sensación de no pertenencia que se aloja en las sensibilidades del suburbio.

La segunda barrera de participación de la dimensión corpóreo-emocional que aparece en los relatos de los habitantes de los suburbios es el cansancio. Los tiempos de traslado de la casa al trabajo en la ZMCM son en promedio 60 minutos (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2017), pero el tiempo se eleva cuando se habla de los suburbios y las periferias. El cansancio no impide participar en primera instancia, pero sí disfrutar de la velada, de modo que a la postre las personas deciden evitar participar del ocio nocturno en la ciudad central.

(…) yo tengo que levantarme más temprano que ellos (los que viven en la ciudad central) para volverlo a hacer todo de nuevo al otro día. Hay veces que no puedo ni divertirme porque siento que me voy a dormir en la mesa (Ramón, HS, 25 años)

El ocio nocturno demanda estados de ánimo placenteros y un estado corporal óptimo para que el ocio nocturno sea exitoso, ya que los fracasos en la experiencia equivalen a la no participación y, por lo tanto, al detrimento del vínculo amistoso como ahondaré en el apartado de las resistencias del ámbito de las sensibilidades.

Los obstáculos estructurales

El principal que se identificó a partir de las entrevistas, además de la interseccionalidad del género y la residencia en una zona socio segregada, es la disponibilidad de recursos económicos que se puedan destinar a la realización exitosa del ocio nocturno. Es decir, no se demanda una disponibilidad económica equitativa, sino que puedan solventarse las necesidades económicas que corresponden a cada persona en tanto su posición relacional en el mundo. Quienes habitan la ciudad suburbana deben hacer inversiones económicas más altas para participar en el ocio nocturno, siendo la principal un medio seguro de transporte, ya sea un automóvil propio o servicios privados bajo demanda. La frecuencia de la demanda de participación eleva los costos del ocio nocturno en la ciudad central hasta en un 60%. El salario de las mujeres que habitan el suburbio equivale grosso modo al 80% del salario del promedio de los hombres de la ciudad central, de manera que son quienes requieren mayor inversión para salvaguardar su seguridad, mientras tienen menos recursos para hacerlo. Estas demandas implícitas y las consecuencias que reproducen los ciclos de segregación se piensan al margen del vínculo amistoso. Los esfuerzos por lograr un performance de clase que afiance la pertenencia en el grupo social ocurren, tanto como es posible, en privado, puesto que abstenerse de participar es interpretado como una discrepancia moral entre las y los miembros de los círculos de amigos. Esto puede explicarse a través de la consideración de cómo los discursos capitalistas meritocráticos permean la esfera íntima produciendo sentimientos de vergüenza y perpetuando la configuración del vínculo amistoso a través de intereses, actividades y rituales que se alineen con los valores estructurales hegemónicos (Bourdieu, 2007).

Las sensibilidades y la configuración del vínculo de amistad

A lo largo de este apartado por medio de las resistencias corpóreo-emocionales y estructurales se han advertido someramente las discrepancias en las sensibilidades alrededor del ocio nocturno de los habitantes de la ciudad central y los suburbios a partir de la variable de la socio-segregación. En este apartado se busca explicar la interacción de dichas sensibilidades en el marco del vínculo afectivo.

La amistad como vínculo social ha recibido menor atención en las Ciencias Sociales, en comparación de otros vínculos como las relaciones de pareja. A partir del aislamiento de la pandemia y el desgaste de los vínculos sociales que supuso, la amistad ha empezado a estar en el foco de conversaciones cotidianas y de la cultura popular. En las investigaciones académicas ha aparecido tangencialmente al estudiar trayectorias biográficas ordenadas por la soltería. De este modo, la amistad se pone al centro de la vida afectiva y se convierte en el vínculo primario (Lahad, 2017). Las y los colaboradores afirmaron en las entrevistas que su red de amistades es el primer recurso para obtener cuidados, apoyo, acompañamiento, validación, construir intimidad, complicidad y también gozo en esos primeros años de vida independiente del hogar parental.

En ese sentido, las demandas de co-presencia son muy altas. El vínculo se nutre por el acompañamiento, la presencia, el cúmulo de anécdotas y actividades sobre todo en espacios nocturnos, que es típicamente el tiempo que tienen las y los jóvenes libres de trabajo, sin importar si los encuentros ocurren ya sea en ambientes públicos, semiprivados o domésticos. Sin embargo, las afirmaciones en las entrevistas alrededor del eje de los repertorios de ocio establecen que el tipo de lugar es irrelevante siempre y cuando ocurran en la ciudad central, puesto que en ese contexto contingente y propicio para la improvisación, los tres tipos de lugares forman parte del itinerario del ocio nocturno.

La jerarquización de los espacios de ocio nocturno en la ciudad da cuenta de sensibilidades en conflicto a pesar de que las y los habitantes de ambas zonas operen aparentemente en un acuerdo tácito al respecto. Las experiencias del habitar cada zona producen sensibilidades diferenciadas que al encontrarse en interacción delatan racionalidades y motivaciones en pugna.

Así, para quienes habitan los suburbios, la motivación del encuentro nocturno es el encuentro en sí mismo. Priorizan procurar el vínculo amistoso sin necesidad de que haya una actividad, espacio o experiencia sensorial extraordinarios mediando el acercamiento. Incluso, la presencia de alguno de estos factores tiene el potencial de arruinar esa sesión de ocio nocturno como se detalló en el apartado de resistencias corpóreo-emocionales. Es decir, habitar el suburbio y experimentarlo como un espacio socio-segregado en cuanto al ocio nocturno, configura una sensibilidad que le resta poder a la experiencia de ocio en tanto recurso para cultivar la sensibilidad cosmopolita, debido a su escasez y alto costo en varias dimensiones, y prioriza la convivencia al alentar el vínculo amistoso. Mientras se es más vulnerable a la segregación, la sensibilidad otorga más valor al vínculo como acompañamiento, aunque se someta a la jerarquía que subsume el ocio doméstico nocturno del suburbio al ocio nocturno de la ciudad central.

Para los habitantes de la ciudad central, en cambio, el vínculo afectivo amistoso se refuerza a partir de la experiencia colectiva de la ciudad central nocturna.

En caso contrario, surgen disputas que se interpretan desde ambas sensibilidades como brechas en el vínculo. Para quienes habitan los suburbios aparecen sentimientos de tristeza y frustración por las diferencias de racionalidades para el encuentro nocturno:

Las veces que he llegado a decir que mejor ellos vengan, dicen que aquí no hay nada. Pero yo no voy (a) allá porque quiera ir a algún lugar, voy porque quiero verlos a ellos, digo, esas son las cosas que uno hace por los amigos, ¿no? ¿Por qué ellos no pueden venir a verme a mí? (Alejandra, HS, 29 años)

Mientras que para los habitantes de la ciudad central la disminución en la frecuencia de los encuentros se experimenta como una prueba de la diferencia de valores y preferencias que no se circunscribe a qué hacer en la noche: “supongo que pasa el tiempo y la gente cambia. Antes nos gustaba ir a los mismos lugares o hacer las mismas cosas, pero últimamente cuando nos vemos siento que cada quien está en su trip” (Raúl, HCC, 30 años). Estas frustraciones, sin embargo, no se expresaban espontáneamente en el grupo de amigos en general. Se discutían con quienes compartían sensibilidades; en duplas entre habitantes de los suburbios o de la ciudad central.

Las sensibilidades mediadas por la segregación atribuyen significados a las experiencias del ocio nocturno y de los vínculos afectivos, a la vez que construyen percepciones sobre las zonas que conectan a lo largo de la ZMCM.

Para la sensibilidad hegemónica de la ciudad central es menos evidente la jerarquización de las zonas de ocio, así como el privilegio de habitarlas. Tergiversa la percepción de la distancia y caracteriza los suburbios como lejanos, aunque lógicamente los trayectos entre el suburbio y la ciudad central son equidistantes en ambas direcciones. Esta percepción de la distancia geográfica emula la distancia social entre el “ellos” y el “nosotros”.

Paradójicamente, las privilegiadas sensibilidades del suburbio y la ciudad central, aunque la primera se experimente a través del tamiz de la segregación en cuanto al ocio nocturno, invisibilizan los espacios que se ubican entre una y otra. Los reconocen únicamente como el espacio que las mantiene separadas y que se experimenta como miedo al ser el escenario de los trayectos. Las representaciones de la ciudad desde el binomio suburbio-ciudad central prescinden de las periferias, sus prácticas, sensibilidades y habitantes.

Sobre el estado del vínculo amistoso ante el aislamiento, quienes habitaban la ciudad central siguieron encontrándose mientras quienes vivían en los suburbios se apegaron a prácticas de inmovilidad. Las emociones derivadas de la exclusión estimularon resistencias entre las habitantes del suburbio como negarse a participar en encuentros en la ciudad central y en cambio recibir a sus amistades en casa en el suburbio, explicitando las dificultades económicas. Las mujeres empezaron a encontrarse en la ciudad central, pero solo si podían quedarse a dormir en casa de sus amigas y volver al otro día en transporte público. Estas prácticas que buscan anteponer el vínculo a los encuentros mediados por la lógica capitalista del consumo dan pistas para pensarse efectivamente como recursos potencialmente intersticiales, más comunes en estratos sociales populares (Vergara y Freire, 2018).

Reflexiones finales

El artículo se enfoca en las vinculaciones de la noche de la ciudad central y la suburbana en la ZMCM, con el objetivo de comprender la complejidad del fenómeno nocturno en ciudades del sur global. Al explorar las dinámicas de los encuentros nocturnos entre residentes de la ciudad central y los suburbios, se arroja luz sobre las sensibilidades distintivas que surgen en cada uno de estos entornos y cómo se interconectan. También se examina cómo estas dinámicas influyen en las relaciones personales y los patrones de participación en la vida nocturna.

Las sensibilidades desempeñan un papel esencial en la formación de amistades. En el caso de los residentes de los suburbios, la convivencia es el factor que fortalece sus lazos, mientras que para quienes viven en el centro de la ciudad, la experiencia colectiva de la vida nocturna es crucial para mantener sus relaciones.

Los procesos que retrato en este trabajo, y que se aterrizan en cuerpos sensibles en interacción, son procesos sociales de largo alcance hechos cuerpo. No es posible interpretarlos como interacciones fugaces circunscritas a esas personas, en ese momento y lugar; la afectación circular que describo finalmente reproduce lastimosamente los mecanismos de segregación del orden social, y lo hace en los dos campos que las personas asumen más libres de estructuras opresivas, a saber, el ocio nocturno, y sus vínculos personales más íntimos (Cervio, 2021).

Referencias

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Notas

1 En adelante ‘ZMCM’.

2 Entiendo el ocio como todas aquellas prácticas que no son trabajo remunerado o sin remunerar, y tampoco procuran el sostenimiento de la vida.

3 Los suburbios que menciono se ubican en el Estado de México, parte de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.

4 Cuando incluyo fragmentos de sus entrevistas los nombres han sido cambiados para conservar su anonimato. Por medio de los acrónimos HS o HCC señalo si son habitantes de los suburbios o de la ciudad central.

5 Ubicados a 17, 33 y 36 kms de la alcaldía Cuauhtémoc.

6 Hace referencia a Ciudad Satélite, el primer asentamiento en la Zona metropolitana de la Ciudad de México que emulaba el trazo urbano de los suburbios estadunidenses.

7 Si bien las dimensiones de orden corpóreo-emocional y estructural son componentes de las sensibilidades, en este apartado se presentan de manera independiente para distinguir las emociones que surgen en el momento del ocio nocturno y elementos que condicionan el acceso material, de las sensibilidades como una forma de experimentar e interpretar el mundo que, en este caso, se han configurado primordialmente a partir de la socio-segregación.

8 Las desapariciones de mujeres aumentaron 161.6% entre el 2015 y el 2021; se presume que los motivos están vinculados con diversas expresiones de la violencia de género feminicida. Únicamente en el año 2021 se acumularon 2,729 casos (Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia A.C., 2022).

Fondos

Esta investigación fue financiada por el CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).

Recibido: 17 de Abril de 2023; Aprobado: 07 de Noviembre de 2023

La autora declara que no existe ningún conflicto de intereses.

Toda la investigación, análisis, escritura y edición necesarios para el presente artículo fueron realizados por la autora.

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